Quiero bailar slow with you tonight by María Sotelo

Quiero bailar slow with you tonight by María Sotelo

autor:María Sotelo [Sotelo, María]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-12-11T00:00:00+00:00


Candela: ¿Tímido? Eso no te lo crees ni tú.

Álex: ¿Qué he hecho yo para que pienses que soy un golfo?

Candela: ¿No lo eres?

Álex: Solo en la cama.

«Joder, joder, joder». Acababan de entrarme unas ganas tremendas de comprobarlo. La sucesión de imágenes que se formaron en mi cabeza en aquel momento hubiera dado para el guion de una película porno. Menos mal que recobré la compostura antes de responder: «Eso habrá que verlo».

La mirada de Julia sobre mí tampoco ayudaba a calmar mis sofocos, pero al menos me devolvía a la realidad.

—¿Qué sonrisillas? —Intenté ponerme seria y sonar convincente, pero no coló.

—Tú te crees que yo soy tonta, ¿verdad? Llevas días sonriéndole al teléfono como una boba. —⁠Rebatió⁠—. Y ahórrate el chiste fácil de que te ha contado un chiste buenísimo, valga la redundancia.

—Es una tontería —respondí, quitándole importancia.

Una tontería que me pone muy tonta.

—¿Y cómo se llama la «tontería»?

Si es que ya lo decía mi madre… «sabe más el diablo por viejo que por diablo», y no es que Julia fuera un vejestorio, pero la mujer tenía sus años y sabiduría acumulada, no se había caído de un guindo. El problema no era decirle que tenía razón y que la tontería tenía nombre, apellidos y una sonrisa en la que querrías quedarte a vivir. El problema era decirle que era Álex.

—Ni siquiera sé qué estoy haciendo —⁠confesé, guardando el teléfono en un intento de esquivar la pregunta⁠—. Ni siquiera nos hemos acostado. —⁠Me preocupaba lo que pudiera pensar de mí dadas las circunstancias, pero necesitaba contárselo⁠—. ¡Se suponía que ese era el objetivo! Matar el gusanillo y punto, sin complicaciones.

—Y el gusanillo se está volviendo mariposa —⁠meditó⁠— y te está complicando la vida.

Joder, qué clarividencia.

—Candela, al menos estás haciendo algo. —⁠Me agarró la mano sobre la mesa⁠—. No dejes de caminar porque no sepas adónde te llevan tus pasos; a veces, el camino equivocado te lleva al lugar adecuado, y créeme, si te hace sonreír, estás en el buen camino. Puede que no encuentres lo que buscabas, pero ¿y si encuentras algo mejor?

—Va a salir mal, Julia.

—¿Por qué te pones siempre en lo peor?

No es que sea una persona pesimista, pero tampoco soy el colmo del optimismo, y hacía mucho tiempo que había dejado de creer en los cuentos de hadas. Había leído suficientes novelas románticas como para saber que todas eran una estafa. En la vida real no siempre había un final feliz, no eran felices y comían perdices hasta el fin de sus días queriéndose como el primero.

En la vida real, tu marido no solo te ponía los cuernos con otra, sino que encima se largaba con ella porque se había enamorado, y tú tenías que vivir con las consecuencias, sabiendo que hicieras lo que hicieras, siempre habría alguien para compadecerse de ti si no levantabas cabeza, o para cortártela si lo hacías. Seamos sinceros, juzgar al prójimo es el pasatiempo nacional por excelencia.

Y encima es gratis.

—Ese chico te gusta —dijo, mirándome con ternura.

—Más de lo que me gustaría reconocer.



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